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6/2/12

ALIMENTACIÓN INFANTIL Y ESTADO DE ÁNIMO 2/2

Lo prometido es deuda... aquí va la segunda parte del artículo sobre alimentación y estado de ánimo... advierto, se pone un poco más técnico.

También os doy el link para descargar el pdf.



Recordar que el artículo como todo el blog se encuentra bajo licencia (cc)... si lo difundes has de reconocer la autoría, no puedes usarlo comercialmente y ha de ser usado en obras que compartan esta misma licencia... Es decir, que lo uses con sabiduría. Un saludo a l@s lectores/as.



REPERCUSIONES DE LA ALIMENTACIÓN EN EL ESTADO DE ÁNIMO DE LOS NIÑOS (PARTE 2/2)

También encontramos en muchos de los alimentos elaborados industrialmente, una gran cantidad de ingredientes que se encuentran bajo sospecha de poder generar síndrome de hiperactividad en niños, en diferentes grados, claro está, dado que hay niños mucho más sensibles a según que ingrediente. Colorantes, edulcorantes, conservantes, potenciadores y una gran lista de “E-” seguidos de un número, están presentes en golosinas, bebidas edulcoradas, snacks y gran cantidad de productos de la industria alimentaria. Deberíamos de evitar al máximo los aditivos alimentarios, y se deberían de mejorar las políticas para que aditivos que se encuentran bajo sospecha no pudieran ser ingredientes de los alimentos hasta que no se compruebe su inocuidad.

Respecto a la cantidad de las grasas, hay que tener en cuenta que una comida con exceso de grasas genera pesadez y digestiones más lentas de lo deseable. Estas a su vez, pueden generar bajo rendimiento intelectual y apatía mientras se realiza la digestión. Las necesidades de lípidos de un niño en una dieta equilibrada se encuentran entre 25~35% de su ingesta calórica. Alimentos fritos, salsas especialmente untuosas, alimentos precocinados, generan un disbalance aumentando la cantidad de grasas.

Otra cuestión es la calidad de estas grasas ingeridas. Aquí es donde entra en juego el ácido araquidónico [AA] y los famosos omega-3 [ω3], uno es proinflamatorio y el otro controla la reacción del primero. La cuestión, simplificando, es que existe una relación directa entre el estado de ánimo y el correcto control de las reacciones proinflamatorias. Estas son mediadas por el sistema inmune en interacción con el sistema endocrino, propiciando incrementos de hormonas como noradrenalina, corticotropina o cortisol, las cuales a su vez, modulan el estado de ánimo.

Además hay que tener en cuenta que las reacciones de inflamación producen efectos en las células allegadas al lugar inflamatorio y también en células distantes como las cerebrales dado que estas poseen la enzima fosfolipasa A2 (PLA-2). Esta enzima se ve activada por la cascada proinflamatoria y es responsable de que se libere AA al espacio sináptico. Esta liberación genera numerosos efectos biológicos, entre ellos modificación del comportamiento y del sueño.

En la práctica dietética tenemos que tener en cuenta que AA es el predominante en las grasas animales, y por el otro bando, el pescado azul es rico en ω3, y que la dieta media española sufre un disbalance en estos en favor del AA, por lo que, el mejor consejo dietético a este caso sería reducir los alimentos de origen animal que contengan grandes cantidades de grasas, sobretodo carnes especialmente grasas, quesos en exceso curados y lácteos enteros. Y también incentivar el consumo de pescado azul, preferiblemente de tamaño pequeño, y otras fuentes de ω3 como pueden ser semillas de lino o nueces.

Otro componente que puede modificar la conducta de los más pequeños, al ser más sensibles, son los metales pesados y los xenobióticos de los alimentos, dado que estos en determinadas cantidades resultan neurotóxicos. Por eso hay que hacer hincapié en procurar que la alimentación de los más pequeños, y de todo el mundo en general este libre de pesticidas, metales pesados, aditivos químicos (antes nombrados), etc.

Otro foco de interés es el desayuno. En repetidos estudios y programas de alimentación escolar se ha demostrado un mejor rendimiento académico en niños que realizaban un desayuno completo frente a los que no lo realizaban. Aunque no todo en el estado de ánimo de un niño está relacionado con la alimentación. Hay que procurar un equilibrio en sus actividades escolares, físicas, sus relaciones con el entorno, su percepción de sentirse querido y protegido. Y tantas otras cosas que hacen, que se pueda sentir anímicamente bien.


Rubén Zuñeda Bustamante. 2011.

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